6.8.06

Hoy... Soy...

Con humo o sin él, prescindiendo de todos los que me rodean, con los sentidos limitados a la percepción de los trazos de mi propia pluma, el sonido de mi voz, mi aroma y el toque de mis manos, el sabor de la tinta poetada recientemente… sin la luz o con ella, y aún sin una musa, los ritmos de los versos me mueven el alma y hacen destellos de luz en mis pupilas que enloquecen al ver como un ardor en el pecho poco a poco se impregna de tinta negra y se adhiere a lo que un día fue árbol, o sueño… o papel.

Hoy, como nunca, decido vivir por mí y para el mundo, dejar de vivir por y para amar, y empezar a vivir por vivir y amar por amar.

Aprendo a soñar a cada instante y a dibujar con nubes en mis pupilas, descubro que puedo ser yo y no solamente un ser humano más, aprendo a ser amiga, a ser hermana, aprendo a ser sonrisa y lágrima a la vez.

Hoy, más que siempre, soy poesía pura: mi alma, mis ojos, mis manos, mi piel, mi sangre que se convierte poco a poco en letras confusas en un espacio etéreo.

Hoy soy simplemente yo, un poco más fiel a mi misma y más infiel al mundo, a esa parte del mundo que se derrumba y va hacia la nada, que se cae mientras se vende.

Y estoy sola… y soy mujer… y soy política pura… y soy revolución… y ¡soy arte!… soy arte como el aire, como el sol, como la misma vida.

Disfruto ser libre y carecer de ataduras, predico la justicia y vivo por la paz, respiro el arte y lloro ante el verde del bosque, el negro de unas pupilas o el azul del mar.

Sonrío ante un sol que me golpea la cara y ante el viento que trae hojas que danzan a mi alrededor, un poco mas allá… mi propia lluvia moja mis mejillas al ver San José… tan mío, tan lejano, tan cambiante, tan… ¡yo!

Hoy decido ser yo y nada más: amor, paz, vida, justicia, mentiras y verdades, arte, vida, luz… tan extraña y tan distante, perdida en el bizarro autoconstruido en algún lugar de Costa Rica donde el atardecer no acaba y las estrellas y la luna son eternas.

Hoy no compro ideología, ni vendo dioses.

Hoy soy yo, y mi cabeza no está en venta, ni mi alma es mercancía.

Hoy mi cuerpo no es objeto y es un lienzo mi piel.

Hoy decido yo, y quiero sencillamente ser: fumarme la brisa del mar, sentir la acera y el césped bajo mis plantas desnudas y seguir llevando la música en el aura, respirar mística mezclada con incienso, que me eleve y me llene de paz los pulmones.

La sonrisa en mis ojos grita al mundo que hoy soy libre, y soy feliz, estoy yo aquí conmigo, y soy suficiente… y me bastan mis brazos y mi piel para los besos y los versos.

Tantas almas que vibran tan cerca en una atmósfera tan confusa, tan aglomeradas, que se pierden poco a poco en medio del caos de eventos que se suceden sin consultarnos si nos hemos preparado para enfrentarlos.

Pero hoy, cuando las musas llegaron por sorpresa, sin previo aviso o disimulo, mi alma respiró, feliz de volver a la vida del papel y los versos que se escurren de mi pluma como el agua y que fluyen con la naturalidad de un cauce que jamás se detuvo.

Hoy vivo, escribo y respiro por mi, por la paz y el amor que me llenan el alma y la boca, en una prisión de piel, madera y metal, cuya puerta es el iris de mis ojos, por donde me inunda la belleza del caos en el que existo y por donde se escurren mis gotas de lluvia, que expresan mi gratitud con la vida, por ponerme en este maravilloso mal país, el paraíso de la música, la paz, la vida, la poesía; el único rincón del mundo donde puedo leer cartas de amor en la piel de quien aun no se percata que lo observo.

Hoy estoy de vuelta y me disculpo por mi ausencia (todos necesitamos espacios para evolucionar) pero para esta aprendiz de poetisa, se acabó la época de alejarse de sí misma y negar su verdad, el hecho es que ésta soy… y éstas… ¡mis palabras! Las mismas que se impregnan en el papel y en la tabla del corazón… ¡para siempre!

Me quedo con la vida, me niego a renunciar a la justicia, me quedo del lado de Jara y no me callo por que no…

¡Porque no me da la gana!

Porque mi alma sigue gritando y se rasga con cada maldita bala que rompe la armonía del mundo.

Se quiebra mi voluntad de seguir cada vez que un niño decide vivir por tener, por aparentar.

Se me acaban el aire y la voz, y luego… aparece de la nada gente como vos: con una guitarra al hombro, un lienzo en blanco o interpretando sobre las tablas de la vida; y recargás mi vida, llenándola de sonrisas y abrazos, de arte y de paz, con sólo una mirada, una palabra y a veces con solamente cruzarte en mi camino… y decido quedarme y seguir, decido luchar hasta la muerte y seguir siendo yo, a pesar de todo y de mí misma.

Le pido de rodillas a la vida que me dé sólo lo que necesito y no más, que no me obligue a cambiar, que mi camino no sea fácil y que siempre haya un porqué, que los libros no se quemen, ni se agoten y que el mundo jamás se resuma en Internet, que las mujeres se levanten y que el Ché ya no se venda…

Porque si nadie se opone, se pierde la dificultad, se nos agota la vida y la monotonía nos invade el cielo y las montañas, y poco a poco, día a día, con cada bala que es disparada, la gente se llena de odio y olvida… olvidar sonreír, olvida soñar, olvida el verde del campo, el color de un abrazo, el olor del arte, el sonido del amanecer, la quietud de la noche y la belleza irrepetible de la soledad inspiradora.

Hoy mi alma está sola, sobre la arena y en medio del bosque a la vez, tocando con las manos el aura del planeta, con los ojos fijos en el cielo y las estrellas, todas, a su alrededor…

Hoy no temo a la noche, la soledad, la oscuridad, ni a los animales que no puedo ver o el millón de ruidos desconocidos… estoy sola, tan sola, que puedo seguir siendo yo, aquí con mi alma… y ¡No!…

¡Ya no me importa el lugar donde pueda encontrarse mi cuerpo!

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